Carta de un Ingenuo

Carta de un Ingenuo[1]

Señor Director de Tribuna.

Yo no me explico por qué los políticos y los diarios están afligidos. Si el acto del 17 de octubre hubiera contado con mucho público vivando al Coronel Perón; si realmente los obreros se hubieran plegado a la huelga del día 18; si efectivamente hubiera habido obreros en los diversos actos de ese día, me explico que los políticos y los diarios estuvieran afligidos, pero si todos ellos están de acuerdo en que no hubo nadie, en que ningún obrero estuvo de huelga y en que el pueblo argentino no figuró para nada en tales acontecimientos, no veo el peligro de que hablan sobre la posibilidad de que el Coronel Perón llegue a ser Presidente de la República.

Yo no vi nada de lo que ocurrió el 17 y el 18 porque me lo pasé en cama con grippe. El 17 escuché por radio lo que ocurría en la Plaza de Mayo y oí al locutor decir que había más de medio millón de personas, pero al día siguiente los diarios no daban mucha importancia a la cosa. Me llamó la atención, eso sí, que ninguno publicara una fotografía de la Plaza de Mayo para demostrar que no había en ella ni un alma, y hasta pensé que debía haber estado muy llena para que la foto no apareciera, pero como algún diario dijo que había habido menos gente que en la Marcha de la Democracia y la Libertad[2] me quedé conforme. Yo conté, en esa marcha, 7.125 filas de más o menos diez manifestantes por fila, que tardaron dos horas y tres cuartos en desfilar, lo que quiere decir que hubo unas 70 mil personas, de manera que si los de la Plaza de Mayo habían sido menos, no había por qué temer. Escuché, días después, a la radio de Montevideo. Es una cosa muy divertida, que debía difundirse más porque es muy superior a Rico Tipo y otras publicaciones humorísticas del género. Hay por allá unos tipos que dicen que, en cuanto el pueblo argentino salga a la calle, ellos se van a venir a Buenos Aires… pero no antes. El caso es que esa radio dijo que sólo había habido en la Plaza de Mayo unas 50.000 personas, aunque días después aseguró, con datos fidedignos, que sólo habían sido 20.000.

Ud., como yo, leerá diarios, señor Director, y habrá visto todos los días en La Razón, Noticias Gráficas y otros, la publicación de comunicados de los centros obreros que declaran que los obreros no fueron a ninguna manifestación, ni se plegaron a ninguna huelga, lo que quiere decir que todo eso que se ha dicho de que el 18 de octubre cerró todo el comercio, pararon los trenes, los tranvías, los camiones y los taxis, es una verdadera macana. Yo, como le digo, no he visto nada porque no pude salir de casa, pero si La Razón dice que “La Fraternidad” y el “Comando Ferroviario” afirman que los obreros del riel no se plegaron al movimiento, es prueba de que el 18 lo trenes anduvieron, y los que dicen lo contrario deben ser agentes de la Secretaría de Trabajo y Previsión[3] que quieren confundir a la gente.

Pero hay algo más, y es que ni siquiera debió haber 20.000 en la Plaza de Mayo, porque he visto que el doctor Cisneros, de la Unión Cívica Radical, y el Dr. Palacios, del Partido Socialista, coinciden en decir que el pueblo argentino no actuó para nada y que solo salieron unos descamisados, porque desde que los radicales y los socialistas se codean con la “élite”, las manifestaciones de obreros deber ser de «jaquette». El Mundo agregó que se trataba de la hez de una gran ciudad, llevada poco menos que a la fuerza, pero el Profesor español Don José Gabriel[4] aclaró todo desde Montevideo, por Radio Ariel: ni siquiera era la hez de las ciudades. Dijo que se trataba de los alemanes nazis residentes que se juntaron en el Club de Equitación de Belgrano, quienes salieron a la calle disfrazados de argentinos –cosa que Gabriel sabe cómo se hace– e hicieron el cuento: y hasta agregó que los vigilantes eran marinos del Graf Spee[5]. Esto quizá sea un poco exagerado, porque si bien la estadía en Martín García puede haberlos achinado un poco, como el sol no ennegrece el pelo, no es fácil que hayan integrado el Escuadrón de Seguridad, donde todos tienen unas motas que no tiran a rubio; salvo, eso sí, que les hayan puesto pelucas, cosa muy posible, como sabe Alfredo Palacios, y que bien puede ser un procedimiento nazi para seguir la lucha racial.

En síntesis, Señor Director, yo le escribo para que Ud. tranquilice a los políticos y a los diarios. Desde el momento que no hubo nadie en la Plaza de Mayo, que no hubo un solo obrero en huelga, que todo fue un cuento del locutor de la radio, no hay que temer. Lo probable es que lo ocurrido haya sido que el único que salió fue Cipriano Reyes con un revólver, y el país se asustó, se metió en las casas y desde la radio le hicieron creer que había manifestaciones en las calles y que hubo huelga general. ¿O es que vamos a dudar de las informaciones de los grandes diarios, de la opinión de destacados políticos, de la verdad de los comunicados de los centros obreros, recreativos, culturales y bailables que publica La Razón? Yo, por mi parte, me atengo a ellos. De lo contrario tendría que creer que diarios y políticos son una cáfila de sinvergüenzas, y usted sabe que, dados los antecedentes de muchos de ellos, es imposible suponerlos capaces de una mentira. Aclare este punto y se apuntará un poroto. Aparte que llevará la paz a mucha alma atribulada. Suyo affmo.

Franklin Voltaire Pérez

[1]  Tribuna, 31-X-1945. Soler Cañas, en “Más Recuerdos de Cabildo y Tribuna” (Revista Jauja n° 30, junio de 1969, p 14), dice sobre quienes escribían en esas publicaciones, que uno de ellos era: “un tal Franklin Voltaire Pérez, seudónimo hasta hoy impenetrable para mí, en el que algunos creían adivinar a Vicente Sierra y otros al R. P. Hernán Benítez; ‒y muchos más que ahora no recuerdo”. Castellani guardó muchos artículos firmados con ese pseudónimo, lo que nos lleva a pensar que él es el enigmático autor. Además, una de sus singularidades era escribir “grippe” en lugar de “gripe” (así como escribía “Compte”, “Telar Cardón”, etc.) y el término “grippe” es empleado en este artículo y dos veces en la carta al P. Emilio Ferrari (4-IX-1953).

[2]  La Marcha de la Constitución y la Libertad se realizó el 19-IX-1945 y fue una manifestación cipaya promovida por las fuerzas que luego formaron la Unión Democrática.

[3]  Entonces dirigida por Perón.

[4]  José Gabriel López Buisán.

[5]  En diciembre de 1939, el acorazado de bolsillo Graf Spee fue volado por orden de su capitán en el Río de la Plata y sus tripulantes debieron permanecer un tiempo en la isla Martín García.